Luego de que el animal murió el capitán guardo en su gabinete los bigotes y los colmillos. Se los arrancó con cuidado para que no sangrara. El animal agonizó cerca de la proa del barco, el capitán se sumergió en el agua junto a él y las olas los mecieron a ambos durante horas. El cuerpo pesado se mantuvo a flote gracias a los barriles que el capitán le había amarrado. Nadie estuvo con él para subirlo a la embarcación. Tuvo finalmente que dejarlo hundir para ser comido por los tiburones y las atarrallas. Como despedirse de algo tan cercano que es a la vez uno mismo-- pensaba. El capitán se sintió morir también un poco. Al animal lo quiso como a un hijo al que enseñó a liberase de las redes y a temerle a los arpones. También como al padre que lo cuido cuando tuvo hambre o cuando estuvo sólo. En los últimos años las manos le fallaban y le era casi imposible anudar los anzuelos. Entonces el animal cazaba los peces y los dejaba cerca para que el capitán los recogiera con la red. Fueron también amigos. Compañeros de aventuras simples que el capitán imaginaba más grandes. Los otros marineros veían a un viejo loco, desnudo en el mar, el animal siempre lo miro con respeto, como a un igual.
Friday, July 16, 2010
Animal.
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